Al dirme dejé la hacienda
Que era todito mi haber;
Pronto debíamos volver,
Según el juez prometía,
Y hasta entonces cuidaría
De los bienes la mujer.
Después me contó un vecino
Que el campo se lo pidieron,
La hacienda se la vendieron
Pa pagar arrendamientos,
Y qué sé yo cuántos cuentos;
Pero todo lo fundieron.
-Párrafos 172 y 173-
¡Ah pobre, si él mismo creiba
Que la vida le sobraba!
Ninguno diría que andaba
Aguaitándoló la muerte-
Pero ansí pasa en el mundo,
Es ansí la triste vida:
Pa todos está escondida
La guena o la mala suerte.
-Párrafo 224-
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