lunes, 18 de noviembre de 2013

El alimento no abunda
Por más empeño que se haga;
Lo pasa uno como plaga,
Ejercitando la industria
Y siempre como la nutria,
Viviendo a orillas del agua.

En semejante ejercicio
Se hace diestro el cazador;
Cai el piche engordador,
Cai el pájaro que trina:
Todo bicho que camina
Va a parar al asador.

Pues allí a los cuatro vientos
La persecución se lleva;
Naide escapa de la leva,
Y dende que el alba asoma
Ya recorre uno la loma,
El bajo, el nido y la cueva.

El que vive de la caza
A cualquier bicho se atreve
Que pluma o cáscara lleve,
Pues cuando la hambre se siente
El hombre le clava el diente
A todo lo que se mueve.

En las sagradas alturas
Está el Máestro principal,
Que enseña a cada animal
A procurarse el sustento,
Y le brinda el alimento
A todo ser racional.

Y aves, y vichos y pejes,
Se mantienen de mil modos;
Pero el hombre en su acomodo,
Es curioso de observar:
Es el que sabe llorar
Y es el que los come a todos.

-Párrafos 469 a 474-

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